La situación en nuestro país del régimen de la propiedad no siempre ha sido como en la actualidad.
En 1950 la propiedad no llegaba a la mitad del parque de viviendas. Es cierto que la evolución del resto de países europeos tiende a aumentar el número de propietarios ocupantes, pero de manera más progresiva y en un contexto diferente al nuestro. En España, la única alternativa, hasta la llegada de la crisis, parecía que era la propiedad, fomentada, además, a través de medidas fiscales.
En España no ha existido hasta ahora una clara vocación hacia el alquiler social, a excepción de algunas iniciativas locales por parte de algunos ayuntamientos.
Si hablamos de regímienes alternativos a la propiedad (a caballo entre la propiedad y el alquiler) aparece el condominio o un modelo de cooperativa, que podemos encontrar en países como Dinamarca, Suecia y Finlandia. Una gran parte de la población lo utiliza como alternativa a la propiedad por ser más económico. No se compra la vivienda, que sigue estando en manos de sociedades, sino el derecho al uso ilimitado. En Finlandia, este sistema es especialmente peculiar ya que este derecho se puede vender tanto a personas físicias como a entitades sin ánimo de lucro.